Bienvenido a la escuela: Preparado, listo, ya…
Este diciembre último, el Gobierno de la Ciudad nos volvió a
sorprender con una nueva medida para “mejorar” la educación: hacer competir a
las escuelas para ganarse a los padres y que anoten a sus hijos en las mismas.
El nombre rimbombante que se le da es el Indicar Estratégico
de Calidad Educativa. Por medio de este sistema se realizan dos índices (Índice
de Calidad de la Educación Porteña y el Índice de Equidad y Calidad de la
Educación Porteña) que lo que hace en una primera etapa es asignar un escala
general del 0 al 10 a cada comuna (Quince en total en toda la ciudad) y luego
la misma escala a cada escuela.
En base a esta nota, supuestamente la comunidad educativa se
encontraría en posición de evaluar mejor la “calidad educativa” de las
escuelas, por lo tanto los padres podrían priorizar aquellas con mejores notas,
los docentes podrían ver aciertos y desaciertos en su trabajo, y el Gobierno
podría evaluar sus políticas educativas.
Este es el buzón que nos quieren hacer tragar.
Más allá de cifras que reflejan datos que ya se saben (la
sabida diferencia entre norte y sur de la ciudad) el problema se encuentra principalmente
en dos cuestiones. En primer lugar, cómo
hacen todos los estados (y este gobierno ejercita a la perfección), imponen
esta política a la fuerza y no discuten absolutamente con nadie cómo mejorar la
educación, cuáles son sus fuertes y sus debilidades y cómo resolver los
problemas de fondo. Ni padres, ni
estudiantes ni maestros y profesores pudieron participar en la elaboración del
plan ni en el diseño de los factores a tener en cuenta para ver el estado de la
educación local. Como siempre, se baja
de arriba hacia abajo y se debe aplicar sin chistar.
Por otro lado, refuerza y promueve los valores más
detestables de este sistema. Por más que
el ministro de educación Esteban Bullrich diga que “la intención es que haya
una competencia sana entre las escuelas de los mismos distritos”, sabemos que
en el capitalismo no existe competencia sana sino competencia lisa y llana,
donde el que “gana” se queda con todo y el que “pierde” debe someterse a la
voluntad de los ganadores. Busca que las
escuelas compitan de una manera aparentemente inocente en un primer momento,
pero no olvidemos que esto lleva al sistema de educación chileno, donde la
calificación y la currícula de cada escuela indican la cantidad de presupuesto
asignado al establecimiento, lo que provoca una desfinanciación de las escuelas
mas desfavorecidas.
Nuevamente, como aplicó el plan Maestro de Maestros, como
llevo a cabo la modificación de nuestro estatuto, y un largo etcétera, el
Gobierno de la Ciudad sigue atacando la educación estatal, por un lado
pidiéndole “calidad educativa” (con una concepción empresarial e industrial de
la idea de calidad y de producto) y por el otro financiando y aumentando el presupuesto
de la educación privada.
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